Al mirar atrás puedo ver el camino y las huellas que voy dejando.
A su orilla árboles milenarios se alzan con algún cruce de amargas plantas.
Pero es equilibrada su sombra desde la huerta de mi casa.
Allí aprendí a preparar la tierra la cantidad de semilla en cada melga
para no tener dificultad en aporcarla. Es tu vida- me dijo- una vez mi padre
colocándome un puñado de tierra en la mano. La vi tan negra, la sentí tan áspera.
Mi pequeña palma tembló. Sin miedo - me dijo-para que no te pesen los años.
La mano de mi padre envolvió la mía y los pequeños habitantes
dejaron de moverse dentro de mi palma El miedo me atravesó como punta de lanza.
Un segundo bastó y sobraron todas las palabras. Para mostrarme el terror
a la muerte que todos llevamos. De enseñanza simple era mi padre
con su naturaleza sabia. Al hermanar la vida y la muerte
en el centro de mi mano y no temer cuando emprenda el camino
hacía la tierra de mis antepasados. Abrimos nuestros dedos
y de un soplo retornó la vida al pequeño universo de mi palma
1 comentario:
señor,
ud. siempre con sus letras, esas que dejan ganas de continuar leyendo.
un saludo grande.
http://www.fotolog.com/ll_negra_ll
me despido
ta-tá!
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